Entrados ya en pleno siglo XXI, nuestras vidas no se conciben sin el acceso a los servicios de telecomunicaciones. Tanto en la vida personal como en la profesional estamos siempre conectados desde cualquier lugar y cualquier dispositivo a estos servicios y contenidos digitales. Es una realidad plenamente integrada tanto en el ámbito del ciudadano como en el empresarial y de las Administraciones Públicas.
Los servicios de telecomunicaciones son los motores que permiten el crecimiento de la economía moderna y contribuyen al desarrollo económico y social, habiendo transformado profundamente la sociedad. Este hecho es algo presente y cotidiano en las zonas urbanas. Pero no lo es tanto en las zonas rurales y de baja densidad de población.
Estas zonas tienen dificultades y carencias de estos servicios, tanto en cobertura como en la calidad de los mismos. Las conexiones de banda ancha apenas llegan a varios megas. La cobertura de telefonía móvil es deficiente y sus conexiones de datos no son suficientes. Por no hablar de la larga duración de las averías. Incluso en un ámbito tan básico como la televisión y la radio sucede lo mismo, no se accede a todos los contenidos multimedia que se disfrutan en las zonas urbanas. Hay que añadir que estas zonas suelen estar alejadas del resto de servicios tan básicos como hospitales, estudios superiores, infraestructuras y medios de transporte, zonas de ocio y cultura, etc…
Estas zonas rurales y de baja densidad de población se quedan al margen del mercado global en el que vivimos. No entran en sus planes de negocio, no hay una masa crítica para conseguir los beneficios esperados, por lo que el mercado los deja aparte de sus despliegues. Hay que prestar especial atención a todos estos colectivos que corren un mayor riesgo de exclusión, puesto que el fin último de una sociedad no puede ser otro que favorecer la igualdad de oportunidades y la equidad social.
Es por ello que el acceso a los servicios de telecomunicaciones confiere una importancia básica y se convierte en una necesidad real y social para ciudadanos, empresas y colectivos de las zonas rurales y de baja densidad de población. Es el medio de romper estas barreras existentes, acercar y conectar a las personas y estar presente en este nuevo mundo global del siglo XXI. Por su innovación, velocidad y capacidad para cruzar fronteras, los servicios de telecomunicaciones tienen potencial para situar en nuevas cotas la integración de ciudadanos, empresas y colectivos en una sociedad con igualdad de oportunidades.
Para romper esta brecha existente es de vital importancia disponer de unas infraestructuras de telecomunicaciones desplegadas por todo el territorio rural. Unas infraestructuras que se conviertan en el facilitador y la puerta de entrada de estos servicios de telecomunicaciones en las zonas rurales, de gran importancia estratégica para la cohesión social y territorial, y que garanticen el acceso universal de los servicios de telecomunicaciones y evite asimetrías locales con el objetivo de lograr la inclusión de ciudadanos, empresas y colectivos.
Los integrantes de la asociación UNIRED cubrimos este hueco tan necesario para la sociedad. UNIRED está integrada por operadores de infraestructuras de telecomunicaciones de ámbito regional y nacional, algunos somos públicos, teniendo presencia en estas zonas rurales y de baja densidad de población y siendo el soporte para que los servicios de telecomunicaciones lleguen a estas zonas.
Mª Teresa Ortín Puértolas, Directora Gerente de Aragonesa de Servicios Telemáticos